lunes, 14 de febrero de 2011

JESÚS HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS

Por: Andrés Collazos

Hace ya un tiempo que salió a la luz pública la película “La pasión de Cristo” dirigida por el cineasta Mell Gibson. Película que causó gran polémica entre los entendidos del cine; manifestando gran  inconformidad por su crudeza y siendo un poco reacios con lo que allí se plasmada, escenas desgarradoras donde se mostraba el camino previo de Jesucristo hacia su crucifixión, camino que estuvo acompañado por una serie de maltratos infrahumanos y multiples humillaciones que el hijo de Dios debió soportar para que se cumpliese lo que escrito estaba. Sin embargo, se debe tener en cuenta que así la película se ajustará o no a la realidad, fue un suceso que en realidad sí pasó y que es insdispensable ser concientes de aquel precio.

Después de este pequeño recuento me centraré en lo que en realidad quería compartir y en lo que el Espíritu me reveló; y es en una de las escenas de la película, escena que había tocado en muchas ocasiones mi corazón y que gracias a la inspiración del Espíritu Santo tuve la oportunidad de darle una interpretación, aunque es claro y todos lo sabemos que todo cuanto tenga que ver con la palabra de Dios puede ser generador de muchas interpretaciones por lo multiforme que es el Evangelio.

En aquella escena se ve la imagen de María, madre de Jesús, mirando detenidamente y con inmenso dolor el camino de Jesús a la cruz, el dolor que habría de sentir debería ser inmenso pues era ver a su hijo con sufrimiento, no solamente sufrimiento en su corazón, si no sufrimiento en su propio cuerpo por las innumerosas heridas que ya a esa altura había recibido, heridas que a ese tiempo ya le habían provocado derramar gran cantidad de su sangre. María estaba lejos de Jesús, a unos cuantos metros, es en ese momento en el que Jesús; agotado por el cansancio de llevar su propia cruz y el maltrato hasta allí recibido, cae con notorias señales de no poder seguir el camino hacia su muerte. María, impotente, quien ya seguía la escena con antelación; trata de abalanzarse sobre él y en la imagen se ve como se proyecta una escena similar cuando Jesús siendo un niño cae y María va hacia su rescate. Cuando María trata de llegar a su hijo los impedimentos son su primer enemigo, los guardianes la empujan y no le dejan llegar a él, sin embargo, y pese al ímpetu  de estos osbtáculos,  María persevera y saca fuerzas de donde no las había porque ante todo tenía una motivación grande que era llegar a los pies de Jesús, finalmente María logra su objetivo acercarse al Hijo de Dios, María se arrodilla ante él y le dice: “Estoy aquí...”.

Jesús, levantando lentamente su cabeza y mirando cuidadosamente a su madre; toca levemente su rostro dejando muestras de su sangre en la cara de ella y le manifiesta: “Ves madre, yo puedo hacer nuevas todas las cosas”. Asi mismo como en aquella escena viviremos historias en nuestras vidas, habrá muchos sucesos donde nos sentiremos impotentes y sin salida aun observando las situaciones; y es ahí cuando los gigantes se levantarán y tratarán de impedir que tu llegues hacía tus objetivos, pero lo único que nos pide el Señor es que seamos perseverantes y no demos el brazo a torcer, porque cuando lo hagamos y determinemos nuestra mirada fijamente a él y nos postremos a él, como lo hizo su madre, entonces llegaremos a sus pies y él nos bañará con su sangre y nos podra decir al oido con una voz colmada de amor: “Hijo, yo puedo hacer nuevas todas las cosas”.

2 comentarios:

  1. Andrés, te felicito escribes muy lindo y tienes una buena redacción, aparte de ello llevas un mensaje de positivo y de esperanza a todos los lectores, espero tu blog crezca y nos estaremos viendo.

    Un abrazo y bendiciones

    Maleja González E.
    Comunicadora Social y Periodista

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  2. Es impresionante la templeza de Jesus y la pasion por lograr su objetivo de salvarnos, que hasta en los momentos donde el dolor pudo haber dejado a cualquier otra persona demente, El dejo exponer nuevamente su gran amor y reconforto a su madre, demostrandole que por su muerte y su sangre podria hacerlo todo nuevo en nosotros. No me arrepiento de seguirlo y doy gracias a El por haberme encontrado. Super bacano tu escrito y que revelacion. Continua caminando en el Espiritu, El es nuestro mejor amigo. Te quiero. Mayra Alejandra Gonzalez.

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