Antes de irse de la tierra, cuando su tiempo se aproximaba, cuando el destino profético de dar su vida en una cruz se allegaba y como hombre no podía evitarlo, Jesús prometió que no nos dejaría solos, entonces pronunció estas palabras: “Es necesario que me valla, pero no los dejaré solos, porque a cambio vendrá el otro consolador”.
Jesús fue claro y prometió un
consolador, que de nada serviría si no hubiera a quien consolar, aunque parezca
lógico y obvio, además se debe analizar que Jesús también señaló claramente que
este mundo tendría aflicciones pero que debíamos de confiar en él pues él las
había vencido, vencerlas significa que una de las victorias en la cruz fue
consolidar al Espíritu en la tierra, fue una victoria que Jesús anticipó, lo
que debe traernos como revelación que el sacrificio de Jesús en la cruz fue una
victoria y no una derrota como algunos piensan, es victoria si tenemos en
cuenta que ello conllevó a que se cumpliese un objetivo: Establecer el
consolador sobre la tierra, en otras palabras, si logras el objetivo logras la
victoria.
Ahora, volviendo al tema se debe
tener en cuenta que esas aflicciones generan dolores profundos ocasionados por
sus fuentes: divisiones, guerras, el rechazo, el odio, la maldad, la calamidad
y diversos sucesos que solo pueden ser sanados a través de un proceso que
comienza con un consuelo, un consuelo que desde este punto de vista solo puede
ser brindado por quien tiene la virtud de hacerlo, el Espíritu Santo, ha eso se
refería Jesús cuando le dio el rótulo de consolador, es decir el consolador es
la fuente del consuelo, (Siendo solo esta una de sus facultades), no el hombre,
no el dinero, no mi esposo, no mi esposa, no mi novia, no mis riquezas, sin
dejar de darles a cada una su importancia, pero teniendo totalmente claro que
como cosas terrenales no están exentas de ser inexactas y que pueden estar
ligadas al error, a que falten, a que no produzcan efectividad en determinados
momentos.
Esto me llevó claramente a descifrar
muchas cosas, pero creería que uno de los aspectos más importantes fue tener la
total certeza y claridad de por qué el ser humano, en su gran mayoría, carece
extremadamente de consuelo, me explico, el ser humano necesita a gritos ser
consolado pues la vida terrenal está llena de pruebas, todos los días
enfrentamos desafíos, en ocasiones desafíos extremos, monumentales, la muerte,
la enfermedad, las adicciones, la falta de liquidez económica, el divorcio, las
crisis familiares, son calamidades donde el ser humano busca consuelo sin
encontrarlo y pronuncia frases como: “Me siento solo”, “Tengo mucha gente que
me quiere pero aun así me siento vacío”, eso me dio a entender que la gran
razón del por qué no son consolados es debido a que no se refugian en quien
puede brindarles consuelo, o quien tiene la capacidad, según enseñó Jesús.
Conozco cientos de personas con
muchas capacidades en todos los aspectos, personas virtuosas, sus propiedades y
capacidad intelectual daría para pensar que lo tienen todo y que no hay preocupación
en ellos, de que habrían de preocuparse?, si cuando llegan las cuentas solo es
transferir dinero vía internet de una cuenta a otra, de que habrían de
preocuparse?, si cuando no hay más alimento en la nevera lo único que deben hacer
es tomar el teléfono y pedir un domicilio, que preocupación podría existir?,
ninguna?, ahora, quiero que entiendan que nada de esto es malo, que son bienes
necesarios y que no se puede generalizar, pero de ese
aspecto a que se conviertan en la fuente de tu paz interior hay grandes
diferencias, y una de ellas es que estas cosas materiales no están dotadas para
brindar consuelo, si así lo fuera muchos de los intelectuales, millonarios,
reconocidas personalidades hoy estarían vivas y no habrían tomado la decisión
de morir, por qué lo hicieron?, porque estuvieron a kilómetros de la fuente del
consuelo que buscaban y aunque sabían que él existía y muchas veces les
hablaron de él siempre lo desecharon.
Para terminar manifiesto que no
hay religión en esto, Alberto Mottesi, predicador argentino, me enseñó que no
hay nada que la religión pueda hacer por nosotros, solo tu relación personal
con el Espíritu Santo, que a propósito, para brindar consuelo debe estar dotado
de virtudes humanas, es decir, debe existir una realidad en él y no solo una
fantasía, bien lo enseña la palabra de Dios cuando manifiesta en Apocalipsis:
“He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno escucha mi voz entraré en él y
cenaré con él y él conmigo”. Por lo que concluyo diciendo que el Espíritu Santo
en una realidad, que experimentarás en la medida en que lo busques y tengas un
anhelo sincero de conocerle.